Millenials, de los “niños mimados” a la generación "burnout"
Un número sin precedentes de nacidos entre 1981 y 2008 sufren de agotamiento y depresión. ¿Qué lo provoca y cómo se puede prevenir?
En la cultura popular, los millennials -la generación nacida aproximadamente entre 1981 y 2000- no gozan de una reputación especialmente positiva. Según a quién preguntes, son mimados, perezosos, se creen con derecho y son incapaces de enfrentarse a los retos del mundo real. El cliché del "copo de nieve millennial", que se derrite cuando no consigue la tostada de aguacate que quiere o que estalla por una pequeña ofensa, ha calado hondo en la cultura popular, de modo que cuando la gente oye el término "millennial burnout", la respuesta suele ser una mirada exasperante.
Pero, ¿es justa esta actitud despectiva?
Los millennials son los hijos de dos cohortes generacionales -los baby boomers y los de la Generación X- que llegaron a la edad adulta en tiempos en los que comprar una propiedad y encontrar un trabajo bien remunerado era un reto bastante más sencillo que el actual. Su expectativa era que sus hijos estarían mejor que ellos en términos económicos y de salud, al igual que ellos estaban mejor que sus padres, pero la realidad es que los millennials tienen muchos menos ahorros, mucho menos capital, mucha menos estabilidad y muchas más deudas, y se prevé que sean la primera generación que realmente retroceda en términos de esperanza de vida.
Esto se debe, al menos en parte, a que la mayoría de los millennials entraron en el mercado laboral durante o poco después de la Gran Recesión, la recesión económica mundial que devastó los mercados financieros, la banca y el sector inmobiliario en todo el mundo y condicionó el mundo en el que viven, con sus efectos colaterales difuminando las líneas entre sus vidas personales y profesionales. Enfrentados a la deuda estudiantil, la economía "gig" y la conexión constante, los millennials han interiorizado la idea de que deben trabajar todo el tiempo, y las redes sociales hacen que sea difícil evitar que se les recuerde constantemente que no están alcanzando los ideales de perfección de alto rendimiento a los que se les ha animado a aspirar toda su vida, incluso cuando esos ideales se han vuelto cada vez más inalcanzables.
El estereotipo de millennial es blanco y de clase media, pero los millennials que no proceden de entornos privilegiados también sufren los efectos de los cambios sociales y culturales que han dado forma a su generación: un reciente estudio de Gallup sobre unos 7.500 empleados estadounidenses a tiempo completo descubrió que alrededor de tres cuartas partes de los millennials se quejaban de sentimientos frecuentes u ocasionales de agotamiento (burnout) en el trabajo. Y el agotamiento de los millennials puede ser aún más probable en el caso de las mujeres, que, además de hacer frente a su vida profesional y personal, a menudo tienen que soportar la "carga mental" de actuar como "gestoras" de una pareja o familia, encargándose de la planificación y organización de su vida en común.
El resultado puede ser una sensación de agotamiento, ineficacia y falta de logros, con síntomas que van desde la ansiedad, el insomnio, las dudas y los sentimientos de incapacidad hasta el agotamiento emocional y la depresión.
Entonces, ¿cómo evitarlo? El experto en rendimiento Brad Stulberg tiene algunas sugerencias. La primera es no obsesionarse con los fracasos o los éxitos: permitamos un día para celebrarlo o lamentarlo, y luego dejémoslo atrás y volvamos al trabajo. A continuación, evitemos juzgarnos con respecto a otras personas, más bien con respecto a nuestros propios logros pasados, y juzguémonos por lo bien que hacemos algo en lugar de por si obtenemos los resultados que esperábamos. Reflexionemos sobre aquello a lo que realmente merece la pena dedicar tiempo, y asegurémonos de pasar tiempo lejos de los dispositivos. Finalmente, Stulberg sugiere aceptar nuestras vulnerabilidades y dar prioridad a un pequeño número de contactos genuinos con la familia y los amigos en lugar de tener un gran número de conocidos virtuales o en el lugar de trabajo.
Pequeños pasos que todos nosotros, no solo los millennials, podemos dar para fomentar un enfoque más saludable en nuestra vida diaria.