Trastorno depresivo persistente
Descrito como un trastorno depresivo, el trastorno depresivo persistente es una forma de depresión más crónica: su diagnóstico se puede realizar cuando el trastorno del estado de ánimo continúa durante al menos 2 años en adultos o 1 año en niños.
Descrito como un trastorno depresivo, el trastorno depresivo persistente es una forma de depresión más crónica: su diagnóstico se puede realizar cuando el trastorno del estado de ánimo continúa durante al menos 2 años en adultos o 1 año en niños.
Este diagnóstico, una nueva entrada en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), incluye depresión mayor crónica y distimia, descritas previamente en el DSM-IV.
Aproximadamente el 6% de los adultos se ven afectados, y las mujeres se ven afectadas aproximadamente el doble que los hombres. Aunque puede comenzar a cualquier edad, el inicio tardío es poco frecuente; el inicio gradual y temprano lleva a algunos pacientes a considerar normal su bajo estado de ánimo.
Signos y síntomas del trastorno depresivo persistente
El trastorno depresivo persistente se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día durante al menos 2 años.
El trastorno depresivo persistente se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día durante al menos 2 años (1 en niños y adolescentes), asociado a falta o exceso de apetito, insomnio o hipersomnia, fatiga, baja autoestima, falta de concentración, sentimientos de desesperanza.
Se diferencia del episodio depresivo mayor por su mayor duración y la ausencia de sentimientos injustificados de culpa, pensamientos de muerte o ideas suicidas. Por lo tanto, las personas con este trastorno padecen una enfermedad de larga duración, pero también relativamente leve.
Los pacientes afectados sufren en silencio, y su discapacidad puede ser sutil: tienden a poner mucha energía en el trabajo, dejando poca para los aspectos sociales de la vida. Dado que no parecen estar gravemente discapacitados, pueden continuar sin tratamiento hasta que los síntomas empeoren y se conviertan en un episodio depresivo mayor. El DSM-IV diferenció el trastorno distímico del trastorno depresivo mayor crónico, sin embargo, la investigación no ha confirmado tal distinción. Por lo tanto, lo que el DSM-V ahora llama trastorno depresivo persistente es una combinación de las dos condiciones consideradas por separado en el DSM-IV.
Estos síntomas a menudo se describen como "depresión de bajo grado" y ocurren con mayor frecuencia durante 2 años (nunca están ausentes durante más de 2 meses consecutivos).
Algunos pacientes ni siquiera se dan cuenta de que están deprimidos, aunque otros pueden notarlo. Reconocen síntomas como cansancio, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, baja autoestima y sentimientos de desesperanza. El sueño y el apetito pueden aumentar o disminuir.
El trastorno depresivo persistente suele tener un inicio temprano e insidioso (por ejemplo, en la infancia, la adolescencia o la edad adulta) y -por definición- un curso crónico.
Un inicio temprano (es decir, antes de los 21 años) se asocia frecuentemente con la presencia de trastornos de personalidad y uso de sustancias.
Factores de riesgo para el trastorno depresivo persistente
Los factores de riesgo son antecedentes familiares de trastornos del estado de ánimo y la pérdida o separación de los padres durante la infancia.
Se ha observado que algunos factores afectan negativamente a la evolución de la enfermedad: niveles más altos de neurosis (afectividad negativa: tendencia a una actitud pesimista, pesimismo), mayor gravedad de los síntomas, peor funcionamiento general (por ejemplo, la persona no destaca por su brillantez, no se desenvuelve bien en el contexto social y laboral) y presencia de ansiedad o trastorno de conducta.
Se ha observado que el circuito cerebral en el que participan la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior, la amígdala y el hipocampo está implicado en el desarrollo del trastorno depresivo persistente.
Tratamiento del trastorno depresivo persistente
Los estudios realizados sobre la distimia demostraron que la terapia antidepresiva era eficaz en el tratamiento del trastorno en comparación con el placebo y mostró una mayor eficacia que la intervención psicoterapéutica sola.
Sin embargo, la terapia combinada de antidepresivos y psicoterapia es la que muestra los mejores resultados.
La psicoterapia tiene como objetivo un mayor conocimiento de sí mismo, la reducción de los comportamientos autodestructivos (como la negatividad, la desesperación y la falta de asertividad), la mejora de la capacidad para funcionar en situaciones sociales y laborales interpersonales y la enseñanza de estrategias de resolución de problemas.
Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders, fifth edition, American Psychiatric Association
Williams JW., Barrett J., Oxman T., Frank E., Katon W., Sullivan M., Cornell J., Sengupta A. Treatment of Dysthymia and Minor Depression in Primary Care: A Randomized Controlled Trial in Older Adults. Jama, 2000 Sep 27;284(12):1519-26.