¿Pueden las aplicaciones de citas ser perjudiciales para nuestra salud mental?

En un mundo cada vez más rápido y acelerado en el que puede ser difícil establecer contactos significativos, las aplicaciones de citas han sido un regalo del cielo para muchos, permitiéndoles conocer a posibles parejas sin ni siquiera tener que salir de casa. Se calcula que más de 25 millones de personas utilizan actualmente las aplicaciones de citas, pero esa comodidad lleva aparejada una desventaja -como ocurre con las redes sociales-, ya que se teme que el acceso constante pueda afectar a la salud mental.

¿Es realmente así? Un reciente estudio llevado a cabo en la Universidad Ryerson de Toronto que pone de manifiesto los vínculos entre el uso de las aplicaciones de citas, la ansiedad social y la depresión afirma que podría ser.

A los participantes en el estudio se les pidió que completaran una serie de cuestionarios sobre su salud mental y el uso y comportamiento de las aplicaciones de citas, así como la encuesta de la Escala de Motivos de Tinder, que evalúa la importancia relativa para el individuo del amor, el sexo casual, la facilidad de comunicación, la autoestima, la validación y la emoción al usar la aplicación. Los resultados mostraron fuertes correlaciones entre el uso de aplicaciones de citas y la ansiedad social y la depresión en ambos sexos, con un efecto más pronunciado en las mujeres.

Así que, dado que parece existir un vínculo, ¿cómo podemos asegurarnos de que utilizamos las aplicaciones de citas de forma que no sean perjudiciales para nuestra salud mental?

En primer lugar, y quizás lo más importante, los expertos dicen que es vital ser honestos acerca de nuestras propias motivaciones y expectativas cuando las usamos. Cuando se trata de nuestra vida amorosa, cada uno de nosotros busca cosas diferentes, desde el sexo casual hasta las relaciones comprometidas, por lo que debemos asegurarnos de que nuestro perfil refleje quiénes somos realmente y recordar que debemos ser comprensivos y de mente abierta con las personas con las que chateamos.

Las aplicaciones de citas pueden alentarnos a centrarnos en factores superficiales en lugar de las cosas que realmente nos importan, y esto puede ser perjudicial para nuestra autoestima. Es importante no caer en la trampa de constantemente "deslizar hacia la izquierda" con la expectativa de encontrar algo mejor, y no desperdiciar energía persiguiendo a personas que podrían cumplir con nuestras expectativas en cuanto a ingresos o apariencia, pero que no necesariamente satisfacen nuestros criterios de otras maneras.

Como las aplicaciones de citas nos permiten relacionarnos constantemente con posibles parejas, también nos animan a pensar que deberíamos recibir respuestas con la misma frecuencia, pero cuando esto no sucede, puede provocar sentimientos de rechazo. Es importante no utilizar las aplicaciones de citas para validar nuestra autoestima: utilízalas sólo cuando te sientas lo suficientemente fuerte como para lidiar con el rechazo, y aléjate de ellas cuando te encuentres decaído.

Como los modelos de negocio de la mayoría de las aplicaciones de citas se basan en mantenernos vinculados al servicio durante el mayor tiempo posible, los expertos dicen que los usuarios deben asegurarse de priorizar el mundo real sobre el virtual. Sugieren establecer límites sobre cuándo y dónde usar las aplicaciones de citas y conectarse sólo en momentos específicos del día, ya que elegir cuándo y cómo interactuar nos ayuda a mantener los pies en el suelo. Y también es importante tratar de llevar las nuevas relaciones al mundo real lo antes posible, aunque sea a través de una videollamada.

Los autores del estudio admiten que sus resultados no dejan claro si es el uso de las aplicaciones de citas lo que conduce a la ansiedad y la depresión o si los enfermos de ansiedad y depresión son más propensos a recurrir a las aplicaciones de citas, pero sea como sea, la clave para relacionarse con ellas de forma productiva es asegurarse de que tenemos claro lo que queremos, y que nosotros -y no el algoritmo- somos los que controlamos la situación.